La trampa del autodidacta

  • Carles Marsal

Ser autodidacta no solo es casi imposible, sino que se suele atribuir como algo positivo sin serlo. Un autoengaño que limita nuestras capacidades de mejora en el aislamiento.

Muchas veces veo perfiles en redes, o páginas de artistas en las que mencionan ser autodidactas. Y la verdad, quería escribir este newsletter porque lo más probable es que no solo no sean autodidactas, sino que ni siquiera sepan realmente lo que significa e implica.

La idea de ser autodidacta suena poderosa y atractiva. Una persona decidida, sin ayuda ni guía, que alcanza el conocimiento solo a través de su esfuerzo, sin nada más. Sin embargo, ¿es esto realmente posible? El autodidactismo es en gran medida una ilusión egocéntrica e insostenible, ya que, en última instancia, todo aprendizaje está mediado por el conocimiento de otros, es decir, influencias externas y sociales.

La cuestión es que habitualmente se confunde ser autodidacta con formarse de forma autónoma o sin cursar una formación en una universidad o escuela, es decir, fuera de los planes de estudios de una formación reglada.

1. El conocimiento es un sistema interconectado

Ningún conocimiento surge en un vacío. Cada área de conocimiento está construida sobre siglos de descubrimientos, avances y aprendizajes acumulados. Aunque una persona pueda estudiar en solitario, sigue basando sus conocimientos en el trabajo previo de otros. Sin estas bases previas, cualquier esfuerzo de aprendizaje se vuelve un intento aislado, sin un marco que le dé sentido.

Incluso al leer un libro o ver un tutorial, el supuesto "autodidacta" se está apoyando en el conocimiento de alguien más. Su aprendizaje depende de la información y las teorías que otros han compartido y validado antes que él.

2. La naturaleza social del conocimiento

El aprendizaje es, en su esencia, un proceso social, no puede darse desde el aislamiento. En psicología, el aprendizaje observacional (o social) explica que gran parte de lo que sabemos y hacemos proviene de observar y emular a otros. Sin esa interacción y sin alguien que nos muestre el camino, el aprendizaje se vuelve estéril y limitado, o si más no hay una gran cantidad de ensayo y error que hace muy difícil lograr resultados y de lograrlos, requiere mucho más tiempo. Todos necesitamos un maestro, incluso Bruce Lee tuvo al suyo (imagen inferior), Yip Man, que sentó las bases de su técnica y dominio marcial.

Aun en la era digital, donde podríamos decir que el conocimiento está al alcance de todos, seguimos accediendo a él a través de medios sociales: cursos online, foros de discusión, clases en línea y redes sociales. Incluso los recursos aparentemente solitarios están moldeados por interacciones y colaboraciones.

3. La importancia de la retroalimentación y la validación

Aprender implica, en gran medida, corregir errores y mejorar constantemente. Sin retroalimentación externa, el autodidacta corre el riesgo de perpetuar errores o desarrollar un entendimiento erróneo. Para aprender eficazmente, es fundamental recibir crítica, comparación y validación de otros, ya sean mentores, pares o expertos en el campo.

En un entorno autodidacta puro, donde una persona depende únicamente de sí misma para evaluarse, es fácil caer en una trampa de confirmación: creer que lo que se sabe es correcto simplemente porque no ha sido cuestionado.

4. El sesgo de autosuficiencia

El autodidactismo a menudo se apoya en el sesgo de autosuficiencia, un fenómeno que nos hace sobreestimar nuestras propias capacidades y subestimar la importancia del apoyo o la colaboración. Creer que uno puede aprender solo es, en gran medida, una manifestación de ego, y aunque es posible adquirir ciertos conocimientos sin una estructura formal, esto no equivale a un aprendizaje profundo o competente.

La idea de ser completamente autodidacta también minimiza el papel que otros han jugado indirectamente en la adquisición de ese conocimiento, desde quienes escribieron los libros hasta quienes inventaron las herramientas y métodos de aprendizaje o, en nuestro caso, desarrollaron una técnica artística durante años para que otros la puedan aprender y hacer suya en pocas semanas.

5. El acceso a información no equivale a comprensión

Tener acceso a un cúmulo de información no garantiza que el aprendizaje ocurra. La formación estructurada con guías y retroalimentación permite transformar la información en conocimiento aplicable, mientras que el autodidactismo enfrenta grandes limitaciones para lograr esto de manera efectiva. Las personas que creen aprender por sí solas muchas veces asumen que la mera exposición es suficiente.

La comprensión real suele ser un proceso en el que es necesario un contexto entre experto y aprendiz. La manera en que se dan los conocimientos, como se estructuran y preparan para que el alumno logre interiorizarlo de forma correcta y duradera. El autodidacta corre el riesgo de quedarse en un nivel superficial de conocimiento sin ese apoyo previo que ha hecho alguien antes que él.

Conclusión

Aunque llamarse a uno mismo autodidacta es una idea que suena muy atractiva, en la práctica es una ilusión. Todo aprendizaje se nutre del conocimiento de otros, de la validación y del apoyo externo. Creer que uno puede aprender en solitario, completamente ajeno a cualquier influencia o guía, es caer en un mito que subestima la complejidad del aprendizaje y la interdependencia del conocimiento humano.

Al final, el verdadero aprendizaje depende de la interacción y la comunidad, lo que hace que el autodidactismo absoluto no solo sea improbable, sino esencialmente imposible, y en muchos casos, transmite una clara falta de humildad.

En mi caso, mis inicios se vieron influenciados por las técnicas de Dylan Cole (imagen superior), Feng Zhu y Ryan Church. Estudié audiovisuales, me especialicé en diseño gráfico y retoque y luego aprendí con estos artistas las bases de lo que más adelante, con el tiempo y cientos de proyectos, evolucionaría como mi propia técnica de Matte Painting y arte digital.

¿Mi recomendación? No digas que eres autodidacta, es una mala carta de presentación con la que corres el riesgo de que los que llevamos años en esto sepamos que es una falacia. No tiene nada de malo decir que te has formado a partir de las técnicas de uno u otro artista, al contrario, demuestra que has investigado, que has trabajado con una base sólida, coherente y estructurada.

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