¿Eres perfeccionista?
- Carles Marsal
Hoy vengo a hablaros sobre el perfeccionismo, algo con lo que personalmente he convivido toda mi vida y que implica muchas facetas importantes en mi trabajo y en mi vida, no sólo artística. Así que hoy vengo a abriros parte de mi persona, deseando que os sirva si os encontráis o os habéis encontrado en una situación similar.
Desde siempre, he tenido la necesidad de dar lo mejor de mi en todo aquello que me proponía, hacerlo todo lo mejor posible, con la implicación que ello supone sobretodo a nivel emocional. Con esto no estoy diciendo que me haya propuesto hacer muchas cosas, he sido selectivo con aquello a lo que dedicaba mi tiempo, pero una vez me he puesto con algo he volcado todo mi ser en ello.
Soy perfeccionista, sí, mi cabeza funciona con un nivel de exigencia que a veces resulta simplemente "demasiado", y donde muchos ven una ventaja o una diferenciación en positivo, yo puedo decir que no lo es tanto, no si no se le ponen límites. Ser perfeccionista es, más que exigente, muy cansado. En ocasiones supone un esfuerzo que no vale la pena, sencillamente porque no aporta una gran diferencia en el resultado. Por ello llevo muchos años entrenándome en justo lo contrario, si algo está bien o funciona, no necesita más. Es una cuestión de equilibrio, de alejarse de los extremismos, no es bueno ser demasiado perfeccionista, como no lo es ser mediocre.
Hace unos años me diagnosticaron con un 120% de capacidad visual. Es decir, que puedo ver un 20% más de lo habitual. Eso que puede parecer un super poder, en realidad es que puedo ver con un poco más de detalle y nitidez (es un poco difícil de explicar pero ). Al principio, cuando trabajaba en proyectos de retoque fotográfico, veía imperfecciones y cosas a editar que pasaban desapercibidas para la mayoría. Ya os podéis imaginar que, sumado a mi perfeccionismo, la pérdida de tiempo y de energía en todo lo que hacía era enorme. Eso sí, desarrollé muchísimo mi forma de trabajar, creo que fue la época de mayor crecimiento en toda mi carrera artística a nivel de técnica y habilidades. Y es que el perfeccionismo supone tal nivel de análisis y de autoexigencia que te lleva a alcanzar e incluso superar tus límites. Pero tarde o temprano hay que ponerle freno y contener toda esa presión, o más bien, soltarla y dejarla ir.
El perfeccionismo es una voz que te recuerda que hay algo a mejorar, que lo podías hacer más exacto, más realista, más complejo, etc. Es un pequeño demonio que se alimenta de tus inseguridades y las utiliza contra ti. Es por eso que hay que aprender a domarlo. Me llevó mucho tiempo conocer en profundidad esa parte de mi, y sobre todo, callarla a voluntad. Cuando afronto un proyecto, lo hago con un nuevo filtro mucho más objetivo, me centro en trabajar con un alto nivel de exigencia, pero que no me suponga esclavizarme, que no implique un desgaste, un trabajo más allá de lo meramente necesario y ante todo, que no suponga dejar de disfrutar del proceso. Si algo no aporta: fuera. Si algo se repite demasiado: fuera. Si algo no termina de funcionar: fuera. Esto se aplica al arte digital, pero también en la vida, y es que las personas perfeccionistas, lo somos en todo, no solo en aquello a lo que nos dedicamos.
Vale decir que la perfección como tal no existe, menos aún en el arte, es una perspectiva idealizada de algo que es tremendamente subjetivo. Es por ello que dejarse embaucar por ese deseo de alcanzarla, solo nos lleva a un laberinto de indecisión, un círculo vicioso que nos termina paralizando, pero que podemos detectar a tiempo para evitar que se adueñe de nuestra vida. Seamos exigentes, seamos trabajadores, pero no seamos perfeccionistas, no más de lo estrictamente necesario. Utilicemos esa condición a nuestro favor, y saquémosla a relucir con la suficiente destreza y prudencia para que nos permita llegar más lejos, pero sin dejarnos atrapar.
Suscríbete a mi newsletter
Únete para recibir posts como este directamente en tu email junto con novedades, ofertas especiales y contenidos sobre arte digital.
2 comments
Ótimo conteúdo, abriu minha visão sobre o asunto, pois cheguei até a ficar estagnado por perfeccionismo... e isso realmente é muito cansativo, e o que era prazeroso começa a ficar saturado.
Es exactamente lo que suele pasar y por ello es tan importante procurar no contaminarse con ese perfeccionismo. ¡Me alegro de que te haya sido de ayuda!